lunes, 10 de marzo de 2014



Navegando al más allá.



Me llamo Guadalupe Aguilera.
Las piedras que encuentro en mi camino, que dibujo y grabo, nos cuentan la historia del mundo, mitos y leyendas.
Espero que os guste.

              En esta piedra se puede ver una luna navegando con su barca particular          por el océano celeste.                

       A la  luna se le relacionaba con Thot, siendo la luna la que  mide el tiempo  y          Thot el dios de las ciencias exactas.

En 1954 se descubrió el primero de los cinco barcos solares que aparecieron cerca de la gran pirámide de Keops. Estaba formado con 1.200 piezas de cedro, acacia y otras maderas, materiales para una embarcación de más de 40 metros  de largo y cerca de 6 metros de manga. A los expertos les llevó más de dos décadas completar este intrincado rompecabezas.

Los barcos desempeñaban un papel significativo en las creencias funerarias egipcias. Se creía que el dios sol, Ra, viajaba a través de los cielos y del inframundo en un barco solar y que el rey se embarcaba en un viaje similar tras la muerte. 

 

De acuerdo con el mito, el cuerpo de Osiris desmembrado por su hermano Seth, fue esparcido por todo el país, pero Isis con la ayuda de su hermana Neftis se detuvo en cada lugar recogiendo todos los pedazos a excepción del pene que había sido devorado por un pez del Nilo. Para reemplazarlo, la diosa creó uno artificial, logrando recomponer el cadáver y envolverlo (de modo que fue la primera momia)
.Desde entonces tanto los faraones como cleros se negaron a comer pescado.
Isis se transformó en halcón hembra y abanicó con sus alas a la momia situada debajo de ella para insuflarle respiración. Tras la reanimación del cadáver, Isis y Osiris copularon y engendraron a Horus, y Osiris se convirtió en un dios asociado a la resurrección.

 

Posteriormente y desde el Imperio Medio, todos los egipcios y no solo el rey, tuvieron la esperanza de transformarse  en Osiris tras la muerte. Abidos fue el principal centro de culto y peregrinaciones, se consideraba fundamental visitarlo tanto en  vida o después de la muerte, para ello transportaban a la momia en barca por el río. El ritual de la apertura de la boca tenía como objetivo vivificar mágicamente a la momia de una persona que debía disponer en el más allá de la capacidad física necesaria para poder respirar, oler, ver, oír, hablar y moverse. 

        Se generalizó la costumbre de colocar en las tumbas maquetas de grupos             enteros de trabajadores ocupados en elaborar, cocinar y realizar otras tareas       relacionadas con la producción de alimentos. El número de figuras podía        llegar a ser hasta de 365, una para cada día del año. Se esperaba que la estatuilla respondiera a la llamada al trabajo  por parte del difunto.

Los antiguos egipcios pensaban que las imagines pintadas podían tener una función simbólica, mientras que las miniaturas se animarían  por arte de magia y pasarían a ser de tamaño natural para atender las necesidades de su amo en la vida de ultratumba.
Mientras que los reyes estaban llamados a ocupar su lugar entre los dioses y los ricos a disfrutar de los lujos con los que habían sido enterrados, los pobres esperaban trabajar la tierra en el reino de Osiris. Si bien aquí, esto suponía un trabajo extenuante, el inframundo era una tierra de plenitud donde la satisfacción estaba asegurada. 

 

La constelación de Orión y  la estrella sirio desconcertaban y sorprendían a los egipcios al ser visibles durante el cielo nocturno durante 295 días al año, mientras que durante los setenta días restantes parecían haber desaparecido, daba la impresión de que se encontraban descansando bajo tierra, y que se introducían en el “inframundo” sometiéndose a una muerte temporal.

 

Setenta días después, sin embargo, reaparecían justo antes del amanecer por el horizonte oriental dando la impresión de haber resucitado. Este acontecimiento cósmico hizo creer a los egipcios que los hombres también podían resucitar a los setenta días de morir si aplicaban la magia astral en las momificaciones.


 

Si giramos la piedra  vemos un círculo con un punto en el centro que simboliza al Sol, también se puede ver el símbolo de Uzat; ”Ojo simbólico”,  se consideraba un símbolo de regeneración, creían que el símbolo de Uzat tenía poderes curativos.

 

Los egipcios no distinguían con claridad entre ciencia y magia. Se han descubierto cientos de amuletos diferentes, todos ellos con virtudes protectoras en el viaje a la vida de ultratumba. La historia cuenta que Seth le había arrancado los ojos a Horus, pero que Hathor le había devuelto la vista. El amuleto atado a la muñeca o al brazo protegía al que lo llevaba del mal de ojo, de las picaduras de serpiente y de las palabras maliciosas y airadas.
Por la mañana Ra, el dios Sol, sube a su barca y realiza un viaje de 12 horas por encima de la tierra, por la noche, tendrá que atravesar el infierno en un peligroso viaje. De su integridad dependerá que el día vuelva a nacer.
El ojo del cielo “Horus” fue un símbolo muy empleado por los poetas a lo largo del tiempo y una expresión muy frecuente en Shakespeare.

    Suele haber dos ojos representados y llamados los ojos de Horus, un izquierdo y un derecho. El de la izquierda representa a la Luna y el derecho representa al Sol.

En el libro de los Muertos se puede leer:” Tú abres los dos ojos y la tierra se inunda con rayos de luz”.


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Autora del texto y foto: Guadalupe Aguilera.
7 PENSAMIENTOS EN “NAVEGANDO AL MÁS ALLÁ.
  1. Que bonitas las piedras! Y volver a recordar a los Egipcios tan misteriosos como siempre.. sus Dioses, rituales e historias que perduran a través de los siglos…Enhorabuena de nuevo!
  2. Fantástica recopilación de la antigua religión egipcia, cada día aprendemos un poquito más con tus historias.
    Gracias por contarlas tan amenas
    Un saludo
    • Hola Mar
      Los egipcios comían y comen pescado. Los que dejaron de comer pescado fueron los faraones y los cleros cuando supieron que el pene de Osiris había sido devorado por un pez del Nilo.
      Gracias por leer mis historias y por tus comentarios. Te recomiendo que no te pierdas la próxima historia.
      Me despido de ti y de todos los lectores de esta Revista con un cariñoso saludo.
      Atentamente
      Guadalupe Aguilera.
  3. ¡Qué preciosa historia!, yo tampoco sabía que ni los faraones ni los cleros comían pescado, ni que Osiris había sido la primera momia. Gracias por enriquecernos la vida! Un saludo!