Regresión
Me llamo Guadalupe Aguilera.
Las piedras que encuentro en mi camino, que dibujo y grabo, nos cuentan la historia del mundo, mitos y leyendas.
Modelo de la foto: Guadalupe Aguilera
Y de pronto tomo conciencia y, como si me quitaran una venda de los ojos,
muevo la cabeza de izquierda a derecha. El paisaje me resulta familiar pero no
puedo precisar en qué lugar estoy. Me siento un tanto desorientada y aturdida.
De pronto, noto como mis sentidos empiezan a recobrar vida.
Percibo un lejano
murmullo, quizás sean voces, también escucho el canto de los pájaros y unas
risas lejanas que parecen niños jugando. Giré sobre mis talones y me di cuenta
qué me encontraba en mi colegio.
Por aquel entonces la enseñanza se hacía al aire libre.
Al reconocer a mis
compañeros de clase corrí hacia donde estaban. Recuerdo que les comenté que
estaba contenta porque hoy tocaba historia y con suerte la profesora nos
contaría alguna leyenda.
Vi como algunos niños comenzaban a sentarse por el
suelo y que otra niña corría hacia la zona de los árboles para esconderse de su
hermana. Yo también lo había hecho infinidad de veces.
Entonces me acordé del gran árbol, lo busqué con la mirada y allí estaba
como siempre. Era impresionante, no os puedo decir cuanto media de alto porque
no lo sé, solo sé que mi vista no alcanzaba a ver su copa. Para medir su
contorno hacían falta más de ocho personas con los brazos abiertos.
También
tenía unas raíces muy gruesas que
penetraban en la tierra a no sé cuantos metros de profundidad. Supongo que
gracias a sus raíces el árbol había
podido sobrevivir tantos años, que digo años, miles de años, y eso que cuando
el dios viento se enfadaba no perdonaba nada, arrasaba todo lo que tenía por
delante: chozas, cabañas, animales, hombres y árboles.
Esto me hizo pensar que
al igual que el árbol los hombres también deberíamos tener buenas raíces y
respetar la tierra.
De pronto una voz familiar interrumpió mis pensamientos. Era la profesora
que acababa de llegar y nos pedía que nos sentáramos. Había que hacerlo en el
suelo, encima de la tierra o de las hierbas (porque no existían los pupitres).
El día era hermoso, debía ser primavera, quizás el mes de abril, porque los campos
estaban llenos de pequeña flores de infinidad de colores y los pájaros no
dejaban de cantar.
Yo debía tener sobre unos doce años. Recuerdo que me senté en la primera
fila porque no quería perderme ni una palabra de la historia. También recuerdo
qué
a mi lado, a mi derecha, se sentó otra niña. El resto de los niños estaban
sentados detrás de nosotras.
En posición de yoga, con las piernas cruzadas y las manos sobre mis rodillas empecé a notar sobre mi cuerpo
la agradable sensación de calor que los primeros rayos del sol producían.
La
brisa era suave, recuerdo que cerré los ojos y respiré profundamente. El aire
limpio entró en mis pulmones y un olor a
hierba fresca y a flores silvestres impregnó todo mi ser.
La profesora comenzó la historia diciendo: – En la prehistoria, mucho antes
de que llegasen los Celtas a Galicia y ocuparan la región del bajo Miño ya se
le rendía culto a la serpiente. Se creía profundamente que estaba asociada a la
curación y al agua.
Posteriormente se le rindió culto a la diosa gaélica Sirona
(palabra que significa estrella), era una diosa de la curación con serpientes entrelazadas sobre sus brazos
y también estaba asociada con la regeneración y la resurrección: La
inmortalidad –.
La profesora hizo una pausa, quizás para comprobar que todos los niños prestaban atención. Luego dirigió su mirada hacia donde yo estaba y dijo:
-Os voy a contar una leyenda que data de la prehistoria –.
En aquel momento no podía ni
imaginar que la leyenda que iba a escuchar quedaría registrada en mi "subconsciente", y que a través del tiempo y espacio viajaría conmigo hacia algún lugar del infinito (que desconozco).
“–Cuenta la leyenda que las serpientes al hacerse viejas marchaban a
Babilonia donde se tendían a lo largo del suelo y se cubrían con musgo, tomando
el aspecto de un tronco de árbol derribado o de gruesas raíces”-.
Sin esperar a que la profesora terminara de contar la leyenda pregunte: –
¿por qué se van a Babilonia y se tapan con musgo?.
La profesora respondió:
–Porque camufladas de esta manera los viajeros al pasar no las veían y, podían morir tranquilas sin que nadie las molestara ni les tiraran piedras
Viendo para la profesora, moví la cabeza con un gesto afirmativo en señal
de que lo había comprendido. Luego miré a mi derecha y le dije a mi compañera
señalando al viejo árbol milenario: – “La próxima vez deberíamos tener
cuidado cuando pisemos sus raíces no vaya a ser que se trate de alguna
serpiente camuflada” –.
Algunos niños comenzaron a levantarse, pero la profesora les pidió que se quedaran porque tenía que hacernos una pregunta y extrañados la escuchamos:
–Si se os concediera un deseo ¿Qué
pediríais? –.
Recuerdo que una niña pidió tener un
novio guapo. Todos nos reímos, incluso la profesora. Algunos pedían dinero,
trabajo, salud, otros querían ser jefes para no aceptar órdenes, etc.
Me acuerdo qué yo estaba en la primera fila, pero que fui la última en contestar, pedí: Sabiduría.
Me acuerdo qué yo estaba en la primera fila, pero que fui la última en contestar, pedí: Sabiduría.
Entonces la niña que
estaba a mi lado dijo: -Lo mejor de todo es tener salud –.
Comenzó un debate entre todos los niños, porque todos pensaban que su deseo
era el mejor. La profesora tuvo que intervenir y mandar callar. Luego
dirigiéndose a mí me preguntó: – ¿Por qué has pedido sabiduría? –. A lo que
contesté: –Porque con sabiduría puedo tener el deseo de todos –.
Otra vez la misma niña que se sentaba a mi lado, enfadada y furiosa porque
creía tener razón, se puso de pie y dirigiéndose al resto de la clase les dijo gritando: – ¡Lo mejor es tener
salud! – Luego se volvió hacia mí y con
un brillo de rabia en su mirada me dijo: –Si te pones enferma de nada te sirve ser sabia.
Recuerdo que se
levantó un alboroto porque muchos de los niños estaban de acuerdo con ella y
otra vez tuvo que intervenir la profesora.
Cuando la clase quedó en silencio, la profesora me hizo poner de pie y me
dijo: –Si quieres contestar puedes hacerlo, es tú momento –.
Un poco nerviosa
porque no me gusta ser el centro de atención dije: – La enfermedad cuando llega
es muy mala, pero con sabiduría, inteligencia y conocimientos, puedes preparar
pócimas, ungüentos, medicinas y remedios que te mitiguen el dolor y, quizás
puedas llegar a curarte. Pero si no sabes cómo curar una infección, lo que te
espera es la muerte.
De pronto, noto una sensación rara (pero no es desconocida) es la misma
sensación que tuve cuando llegué esta mañana al colegio. Está oscuro, no veo
nada, pero siento. Se que estoy viva y tumbada boca arriba.
Trato inútilmente
de moverme y recordar quien soy y como me llamo, pero por más que lo intento no
puedo, si al menos pudiera recordar el nombre de mis padres ¡O de hijos! ¡Ay, Dios mío,!¡tampoco sé si tengo hijos! La angustia se apodera de mí y, consigo
abrir los ojos.
Un poco desorientada trato de reconocer el lugar donde me encuentro, y al cabo de
unos segundos me doy cuenta que estoy en mi casa, en mi habitación, y poco a
poco tomo conciencia de mí, de cómo me llamo y a que familia pertenezco.
Me voy
tranquilizando y me siento más aliviada, “menos mal”, pensé.
Inspiré y soplando
descargue toda la tensión y el aire que tenía en mi interior (Es horrible no
saber quién eres, ni de dónde vienes, ni quien es tú familia).
Si he viajado a través del tiempo y el espacio a otra vida anterior no lo sé, quizás algún día tenga explicación. Pero a día de hoy, 5 de abril del año 2013, nadie lo sabe, porque no tiene explicación científica.
Si he viajado a través del tiempo y el espacio a otra vida anterior no lo sé, quizás algún día tenga explicación. Pero a día de hoy, 5 de abril del año 2013, nadie lo sabe, porque no tiene explicación científica.
(os recomiendo que leáis la historia que escribí titulada "Conexiones astrales, Cáncer y alma").
Se que no se trató de un sueño ni que fue producto de mi imaginación, no
puede ser; porque recuerdo pequeños
detalles que no he contado.
Me acuerdo de ver a una mariposa levantar su vuelo, y que pasó volando por delante de la profesora mientras nos explicaba la
lección.
También recuerdo ver como mi compañera que estaba sentada a mi derecha descruzaba las piernas porque
no se sentía cómoda en su posición.
Ahora cierro los ojos y puedo sentir el tacto de aquella tierra que cogí entre mis manos que yo apretaba, para luego dejarla escapar deslizándose entre mis dedos. Mientras qué mis compañeros continuaban con el debate de quien tenía razón sobre pedir el mejor deseo, y del que yo no quería participar.
Ahora cierro los ojos y puedo sentir el tacto de aquella tierra que cogí entre mis manos que yo apretaba, para luego dejarla escapar deslizándose entre mis dedos. Mientras qué mis compañeros continuaban con el debate de quien tenía razón sobre pedir el mejor deseo, y del que yo no quería participar.
Después de recopilar mucha información, os puedo confirmar que la leyenda
de las serpientes que se cubrían con musgo existió en la prehistoria, que yo no
sabía de su existencia y que nunca nadie me la contó.
Estoy tan sorprendida como lo puedan estar ustedes, porque yo en esta vida nunca estudié en ningún colegio que impartiera clases al aire libre.
Estoy tan sorprendida como lo puedan estar ustedes, porque yo en esta vida nunca estudié en ningún colegio que impartiera clases al aire libre.
Siempre estudie en colegios públicos dentro de edificios, donde el recreo se disfrutaba en el patio de luces.
Y nunca fui a ningún campamento que impartiera clases.
Autora: Guadalupe Aguilera
3 PENSAMIENTOS EN “REGRESIÓN”
vanesa o 27 de mayo, 2013 ás 21:03 dixo:
Tengo que reconocer que la historia de regresión me enganchó…No tiene nada
que ver con mitos y leyendas; pero está muy bien para las personas que creen en
la reencarnación.Sigue sorprendiéndonos!
Diana o 28 de mayo, 2013 ás 15:49 dixo:
Una historia muy bonita, la verdad que me metí en el papel como si leyera
un libro.Esperaba ver una piedra grabada. Pero la verdad que me ha gustado mucho
esto de la regresión y volver a vidas pasadas.¿será verdad que ya hemos vivido
antes? ¿en otra dimensión del espacio o tiempo?…uff, creo que siempre nos
quedará la duda. Como cuando hablamos con alguien y ya sabemos lo que va a decir
porque sentimos que ya lo hemos vivido.
Gracias por compartir tu experiencia,
Un saludo
Guadalupe o 29 de mayo, 2013 ás 10:49 dixo:
Contestando a Vanesa y a Diana:
A Diana quiero decirle que todas estas experiencias están en el subconsciente, y que a día de hoy el subconsciente sigue siendo” el gran desconocido”.
El subconsciente es el responsable de la intuición que nos recuerda tipos de conducta olvidados, que pueden ser capaces de producir respuesta a pesar de no encontrarse sujetos a un recuerdo inmediato; trasladarnos al pasado o ayudarnos a prevenir situaciones futuras.
Y a Vanesa quiero decirle qué a mi me apasiona la historia, la arqueología y
la astrología, pero por algún motivo que no alcanzo a comprender nunca quise
hablar de la reencarnación.
El azar quiso qué conociera a mi vecina Celia Gómez Gómez una mujer con muchas inquietudes y muchas preguntas. Celia quería saber de donde venimos, quienes somos y si hay vida después de la muerte. Le obsesionaba la reencarnación y quería respuestas.
El azar quiso qué conociera a mi vecina Celia
Yo le respondía que no podía saberlo, era un tema demasiado serio del que nunca me gustó hablar. Porque a mi lo que me gusta es la Astrología, dibujar piedras, y escribir historias de hechos que acontecieron en el mundo para que las personas las recuerden.
El signo de mi amiga Celia es géminis y su regente es "Mercurio" que significa "mensajero de los dioses". Quizás los dioses o el destino quisieron que Celia me encontrara, y qué al hablarme de la reencarnación despertase mi subconsciente.
Lo cierto es que un día de pronto y sin motivo alguno vinieron a mi mente recuerdos y experiencias actuales, que se unían a otras historias ya vividas por mi, en tiempos muy lejanos que mi mente había olvidado.
Lo cierto es que un día de pronto y sin motivo alguno vinieron a mi mente recuerdos y experiencias actuales, que se unían a otras historias ya vividas por mi, en tiempos muy lejanos que mi mente había olvidado.
Me despido con un fuerte abrazo y os deseo todo lo mejor.
Guadalupe Aguilera
Vigo 5 de abril de 2013
Vigo 5 de abril de 2013