domingo, 22 de marzo de 2015


   ¡No somos brujas, somos víctimas!


Me llamo Guadalupe Aguilera.
Las piedras que encuentro en mi camino, que dibujo y grabo, nos cuentan la historia del mundo, mitos y leyendas.
Espero que os guste.
María Soliño estaba casada con Pedro Barba y tenía tres hijos, sus tierras habían sido heredadas, pero con su trabajo y el de su marido pudieron ampliar el capital, comprar varios barcos de pesca y montar una factoría de salazón. Le dieron trabajo a mucha gente y era muy querida por sus vecinos, además era benefactora de la Iglesia de San Martiño de Cangas, de la Colegiata de Cangas y de San Cibràn de Aldán. 
Tenía los derechos de representación, por lo que cobraba un porcentaje de todas las ganancias que estas parroquias generaban.

Los barcos extranjeros que llegaban a Cangas para importar y exportar traían malas noticias, comentaban los ataques y los destrozos que los piratas turcos habían causado en Portugal, también decían que en toda Europa había comenzado una verdadera caza de brujas, además había el rumor que en los calabozos del tribunal del Santo Oficio en Santiago de Compostela se estaban torturando a mujeres acusadas de brujería y que muchas de ellas eran inocentes.

Esto no le gustaba nada a María Soliño porque cualquier vecino envidioso podía denunciar a otro de brujería y con estas cosas había que tener mucho cuidado. Tampoco le gustaba nada los abusos que estaba cometiendo el bachiller Gregorio Suárez,  párroco de San André de Hio y comisario del Santo Oficio, porque practicaba el derecho de pernada y después tanto le daba que estuvieran casadas o no. 

Las mujeres de condición humilde se callaban por vergüenza y por miedo, y si la mujer tenía una condición elevada o pertenecía a la nobleza no lo denunciaban para no ver  perjudicados sus negocios.

A María Soliño no le pasa desapercibido cómo el comisario mira a sus dos hijas. La hija pequeña se llamaba Carmiña y la mayor que se llamaba María estaba casada con el hijo de Gabriel de Nogueira que era familiar del Santo Oficio. Entonces María Soliño decide hablar con su consuegro antes de que ocurra una desgracia.

Después de escucharla Gabriel le dice: –María yo nada puedo hacer, tiene el derecho de pernada y son gente que trabajan sus tierras, además nadie pondrá una denuncia contra un miembro de la Inquisición ni contra la nobleza. – A tus hijas nada les puede pasar porque no es el Señor de tus tierras, no tiene derecho sobre vosotros y pertenece a otra parroquia. –Lo que me dices no me tranquiliza. Le contesta María.
 – Mira lo que pasó con Caterina Pernas de Bueu, tampoco tenía ningún poder sobre ella y sin embargo la acusó de bruja y fue torturada por no permitir que deshonrara a su hija. –Si no fuera por ti ahora estaría muerta.

Después de despedirse de su consuegro, María Soliño dirige sus pasos hacia la casa de la curandera, sabe que en toda la península del Morrazo la conocen como la Meiga (en castellano significa bruja).

Esta curandera era una buena vecina que había heredado de su abuela y de su madre los secretos benéficos de las plantas y de las hierbas, curaba todo tipo de males, torceduras, fiebres, depresión, mal de ojo, etc. pero además siempre la llamaban para los partos complicados. –Debes marcharte de aquí antes de que te denuncien como bruja. –lo sé, le contesta la curandera. – quizás lo haga esta noche, pero antes quiero que sepas algo. –Cada vez vienen más mujeres para que les cure sus rozaduras y sus desgarros, vienen muy asustadas y dicen que fornican con Satanás y otros diablos, ellas no quieren hacerlo, pero hay un señor con muchísimo poder que las obliga y no pueden negarse porque las amenaza diciendo que las va a acusar de brujas, llevarlas al potro de tormento y quemarlas en la hoguera. 

Hace un mes tuve que practicar un aborto, la muchacha era de Aldán y no quería tener en sus entrañas a un hijo de Satán, me contó que unas mujeres son las encargadas de recogerlas, lo hacen siempre en luna llena, luego las llevan a una playa, encienden una hoguera y les obligan a beber un brebaje que les anula la voluntad y parecen borrachas, luego las obligan a invocar a Satanás, las desnudan, las pintan con sangre de animales, las lamen por todas partes y las besan. 

Cuando alguna se resiste y quiere escapar la atan con los brazos y las piernas abiertas a unas estacas que clavan en la arena de la playa, me dijo que los diablos tienen cuerpo de hombre, pero su cabeza es de macho cabrío y son tres, el que tiene más cornamenta es el que manda y que la mujer que la vino a recoger era la tía de Gregorio Suárez párroco de Hío. 

Una noche de luna llena quise saber si era cierto lo que me contaban, recorrí varias playas hasta que descubrí el resplandor de una hoguera. Con mucha precaución me fui acercando para no ser vista, lo que vi no se puede contar con palabras, hasta yo misma llegué a pensar que eran auténticos diablos. El diablo que tenía más cornamenta debía ser el jefe porque los otros dos obedecían sus órdenes. 

Cuando se cansaron de ver como gozaban las brujas con las mujeres, les ordenaron apartarse, luego las poseyeron ellos, con tal brutalidad que nunca vi en ser humano ni en bestia conocida, sin embargo, a pesar de las embestidas que recibían, ellas no reaccionaban al dolor ni mostraban signos de placer. Pero la cosa no acaba ahí; “las brujas”, las mujeres que las habían drogado y emborrachado esperaban ansiosas a ser penetradas por los falos de los diablos, finalmente acabaron fornicando entre ellos. 

Uno de los demonios se puso a cuatro patas chillando y aullando por las embestidas tan fuertes que recibía de Satán, después vi que se metió en el mar, pero cuando salió una ola lo empujó y al caer se le desprendió la cabeza ¡yo me asusté!, cuando se puso de pie vi que tenía cabeza de hombre y lo reconocí; era Paio Montenegro. 
También me fijé en dos mujeres que intentaban levantarse del suelo, pero no lo conseguían, estaban cerca de la hoguera y pude verles la cara, una se llama Sancha y es de Beluso, la otra es viuda, es de familia noble y es de Aldao, se llama Beatriz.
Cuando quedó viuda fue violada, primero por Gregorio Suárez y después por el vasallo que lo acompañaba.

María Soliño estaba deseando llegar a casa y contárselo a su marido, pero cuando lo ve, este le dice que no hay tiempo que perder que coja lo imprescindible y que abandone Cangas, porque hay unos navíos que están fondeados frente a Domaio, tienen izada la bandera pirata y es muy posible que  ataquen.
Lo que ocurrió después lo podéis leer en la historia que escribí el 5-10-2013 titulada “La masacre de Cangas por Turcos sin alma” . Cuando los piratas dejaron Cangas, el suelo estaba cubierto de cadáveres mutilados y entre ellos se encontraba el marido de María Soliño y su hermano.

María Soliño nunca pudo superar la pérdida de sus seres queridos, y rota de dolor se la veía por la playa, unas veces llorando y otras rezando. 

Entonces Paio Montenegro y su amigo Andrés Sanjuán que pertenecían a dos de las familias más principales deciden quitar partido de la depresión de María Soliño y hablan con el comisario Gregorio Suárez, si la acusan de bruja todos sus bienes serán confiscados, después una parte se la queda la Inquisición y la otra se reparte entre los delatores. 
La codicia del comisario no tiene límites y ordena al párroco de San Amaro de Menduíña “Ventura Romay” que le dé una lista de todas las viudas y mujeres que tengan propiedades o dinero.

El 14 de septiembre de 1621 el juez don Diego Vélez de Guevara aprovechando la ausencia de Gabriel de Nogueira dicta sentencia en la plaza del Mercado de Cangas acusando de brujas y condenando a morir quemadas en la hoguera a: Mariana de Cangas, Carmen de Tirán, Sancha de Beluso, Ana de Bon, Luzdivina extranjera en Cangas, Beatriz de Aldao y a María Soliño de Cangas.

Esa noche las sacan del calabozo a rastras, habían sido brutalmente torturadas y no se tenían en pie, después las atan a los postes de las hogueras y prenden fuego. Pero cuando el fuego comienza a quemar sus pies y sus piernas aparece Gabriel de Nogueira con el Capitán Pedro Bermúdez Soutomaior, que habían sido avisados por la curandera que ya no vivía en Cangas.

Para llegar hasta las hogueras el capitán tuvo que disparar el arcabuz y abrir paso entre la gente, luego con la ayuda de sus hombres y a golpe de machete cortaron las cuerdas y desataron a las mujeres. María Soliño y Beatriz sufrieron graves quemaduras en sus pies y piernas. 

El capitán y Gabriel tuvieron que enfrentarse al juez, a los hombres del alguacil, y a los testigos falsos. ¡Esta sentencia no tiene validez! -gritó Gabriel de Nogueira. – Y como familiar de la Santa Inquisición que soy, me hago cargo de estas mujeres para que sean juzgadas por el tribunal del Santo Oficio que es a quien corresponde juzgarlas.

Cuando llegan a Santiago de Compostela las meten en los calabozos de la Inquisición. Destrozadas como van, las atan al potro de tortura, sus gritos desgarradores se escuchan pidiendo la muerte.
El 24 de septiembre de 1621 se someten a un nuevo auto de fe.

Gracias a las negociaciones de Gabriel de Nogueira con los Inquisidores, a una considerable suma de dinero que les entregó que no quedó registrada, a la influencia de los Soutomaior y a las propiedades que tenían las condenadas, se salvaron de ser quemadas y quedaron libres, pero antes tuvieron que abjurar que eran brujas y que estaban arrepentidas.

Se sabe que mientras duró el juicio encontraron sin conocimiento a tres personas, las habían golpeado y capado. Estaban tiradas en el camino que conduce al bosque, los testículos y el trozo de pene que faltaba se los habían introducido en la boca.
Pudieron ser reconocidos como: Gregorio Suárez (comisario del Santo Oficio), Paio Montenegro y Andrés Sanjuán.

La persona que lo hizo sabía muy bien lo que hacía porque estaban bien cosidos y salvaron la vida, pero las tres brujas que participaban con ellos en los aquelarres aparecieron muertas.

Vigo 1 de marzo del 2015








Texto y foto: Guadalupe Aguilera
Bibliografía consultada: Pemón Bouzas. (2014). La voz del viento (2014). Sevilla: Algaida Editores.

-Los otros datos que contiene esta historia son de apuntes recopilados por Guadalupe Aguilera; de autores que desconoce y por informaciones de las que se nutre “que no han sido escritas.
14 PENSAMIENTOS EN “¡NO SOMOS BRUJAS, SOMOS VICTIMAS!


  1. Una vez mas nos traes una historia preciosa,dura,y muy fuerte que hace que mientras la lees se encoja el corazón,yo no puedo mas que admirar el valor de aquellas mujeres y su valentía y felicitarte a ti una vez mas por informarnos de tantas historias de nuestro pasado.Un besazo y muchas gracias
  2. Toda las piedras están dotadas de cierta energía. Mucha de ellas arrastran de otro tiempo, emociones, propiedades,e incluso misterios.
    Tu sensibilidad, Guadalupe, te permite descubrirlas para plasmar el hechizo que guardan, por eso tus pinturas nos llegan traspasando el simple arte plasmado. 
    Bonito relato, el que acompaña a esa hermosa lasca.
    Con afecto: Miguel.
  3. Hola Guadalupe, una historia preciosaaa, gracias por escribir estas historias tan interesantes y a la vez informativas.besos Maria desde Cartaya (Huelva).
  4. Menos mal, que ha día hoy las comúnmente llamadas brujas… en la actualidad “curanderas, videntes, etc”, no están tan mal vistas…..o al menos eso parece sino habría más hogueras de San Juan…fuera bromas, en aquellos tiempos el oscurantismo y el pensar de otra manera, a algunos les producía temor o amenaza. En la actualidad las personas somos más tolerantes con las ideas ajenas aunque no se compartan. Para eso está la libertad de pensamiento y opinión.
    Nuevamente mi gran enhorabuena por una historia tan fantástica como real.
    Un saludo.
  5. Espectacular la piedra que trasmite el sufrimiento que padecieron tantas mujeres y hombres quemadas en la hoguera acusadas de herejía y otras falsedades; perseguidos por la Inquisición etc..Tanta tortura padecida a lo largo de la historia…Enhorabuena de nuevo por esta historia tan tremenda que seguramente la realidad de aquellos tiempos supera la ficción… Y un afectuoso saludo!
  6. Tus historias son una caja de sorpresas y me saben a poco.Estoy deseando saber de qué tratará la próxima historia.Con ellas he aprendido y entendido muchas cosas que desconocía. En
    Gracias por tan buena información y por explicarlas de una manera tan buena y sencilla.
  7. Alfredo.9/03
    Gracias Lupe por tu trabajo y tu tiempo.Ha sido una historia de unos momentos de la vida que pone los pelos de punta solo pensarlo;pero era verdad.El entendimiento y la buena voluntad entre los pueblos permite que los Lazos de Amor se manifiesten siempre.Gracias otra vez y nunca canses Lupe.Un beso
  8. Hola,que dura historia Guadalupe. En estos tiempos que tenemos libertad para desarrollarnos como personas sin que nadie nos impida practicar nuestra profesión. Recordar estas historias de nuestros antepasados duelen. Pero es la realidad y hay que recordarlo para que no se repitan.Aunque abusos de poder sigue habiéndolo no?….besines
  9. Enhorabuena por la piedra, Guadalupe. Es espectacular, y representa a la perfección la dureza y tragedia de la historia. Es increíble a los extremos de intolerancia que se podía llegar en tiempos tan lejanos. 
    Sigue así, Guadalupe. Tus historias son fantásticas y muy evocadoras, y siempre resulta un placer leerlas.